Cartelera

Loco y estúpido amor

Título Original: Crazy, Stupid, Love
País: Estados Unidos
Año: 2011
Género: Comedia romántica
Duración: 1h58'
Calificación: Todo público
Dirección: Glenn Ficarra -John Requa
Protagonistas: Steve Carell - Ryan Gosling
Elenco: Julianne Moore - Emma Stone - Marisa Tomei - Kevin Bacon
Resumen:

Cal Weaver (Steve Carell) es un conservador de cuarenta y tantos años que cree estar viviendo su sueño: buen trabajo, casa bonita, buenos hijos y un matrimonio con su amor de secundaria. Pero cuando se entera que su esposa Emily (Julianne Moore) le ha sido infiel y quiere el divorcio, su vida "perfecta" se desmorona rápidamente. Inexperto en su nueva vida de soltero, Cal se convierte en protegido y aprendiz de Jacob Palmer (Ryan Gosling), un apuesto playboy de treinta y tantos.



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Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras...: Algunas buenas ideas, varios chistes y un buen elenco no alcanzan para evitar que termine siendo una comedia romántica previsible, melosa y bastante conservadora.

Promesas rotas

De Glenn Ficarra y John Requa se vio hace poco su primera película como directores: Una pareja despareja (I love you Phillip Morris), una irreverente comedia romántica que se salía de casi todos los lugares comunes del género, empezando por el hecho de que la historia de amor era protagonizada en este caso por dos hombres (uno de los cuales era, además, un mentiroso patológico y estafador). Claro, esa historia había sido inspirada por un increíble caso real. La segunda película de ambos directores, en cambio, se basa en un guión original de Dan Fogelman que cuenta una historia ficticia y sin ningún atisbo de originalidad. Puede parecer que lo tiene, pero no lo tiene. Y, por supuesto, sin ningún dejo de irreverencia o incorrección política, lo que por defecto nos da como resultado una comedia romántica bastante conservadora.

No es que no tenga sus momentos. Los tiene. Pero sus mejores momentos están en el tráiler y, para quien ya lo hubiera visto quedaba poco de nuevo por descubrir. A no ser por algunas vueltas de tuerca o revelaciones más o menos sorpresivas que terminan resultando forzadas y no convencen. Es claramente un vehículo para lucimiento de Steve Carell, un comediante encajado en un molde del que le resulta difícil salir a esta altura, ya sea porque le queda cómodo o porque nadie le ofrece algo distinto. Había intentado alguna otra faceta con su papel de tío homosexual depresivo y con tendencias suicidas en Pequeña Miss Sunshine (2006), pero al parecer aquello fue una mera excepción a la regla. El viejo y querido Steve sigue siendo básicamente aquel Virgen a los 40 (Judd Apatow, 2005) que también vimos en Dan in real life (Peter Hedges, 2007) y en Una noche fuera de serie (Shawn Levy, 2010), por más que se haya casado y tenido hijos. Una cosa hay que reconocerle: nadie hace mejor de paparulo querible que Steve Carell.

A este paparulo, su mujer (nada menos que Julianne Moore) lo ha engañado con otro hombre y quiere el divorcio. Y las respuestas de Cal (que así se llama el personaje) son básicamente dos: tirarse del auto en marcha y acodarse en el mostrador de un bar de tragos, donde bebe con pajita y conoce a Jacob Palmer, que es su antítesis. Jacob Palmer (interpretado con bienvenida frescura por el generalmente oscuro y dramático Ryan Gosling) toma al pobre Cal como protegido y aprendiz en el arte de seducir mujeres. Y de alguna manera lo transforma. Pero la historia no se acaba allí.

Amagando con ser una comedia romántica coral a la manera de Realmente amor (Richard Curtis, 2003), pero sin llegar por suerte a ese extremo, la película también se adentra en la incipiente relación entre Jacob y una joven abogada (Emma Stone) que es cualquier cosa menos la presa fácil que él suponía; en el vínculo entre la esposa de Cal con un compañero de trabajo (Kevin Bacon); en la obsesión pre-adolescente del hijo de Cal (Jonah Bobo) por su niñera (Analeigh Tipton); y en la obsesión de ésta nada menos que por el propio Cal, por quien - por alguna misteriosa razón - siente uno de esos desgarradores enamoramientos adolescentes. Todas estas historias conforman algo así como un círculo más bien promiscuo, que termina de cerrarse en el último tramo de la película con aquella revelación forzada a la que hacíamos referencia.

¿Y por qué es esta una comedia romántica conservadora? Porque todo cae en su lugar. La vida de Cal, que empieza a desmoronarse desde el primer minuto de la película, encontrará su modo de recomponerse. Todo aquello que parecía un punto de conflicto, por más inocente o terrible que pareciera, se disolverá como espuma de mar, permitiendo que las aguas de la inestabilidad se aquieten tranquilizadoramente. Nadie esperaba que la comedia romántica terminara mal, ni que Cal se fuera feliz con su enamorada adolescente. Por dios no. Pero hay algo de moral bastante conservadora en esa idea de que el único camino hacia la felicidad pasa por la institución familiar, la fidelidad, las buenas costumbres, la esposa, la casa, los hijos, el auto, y así...

Eso podría perdonársele fácilmente (como quien le perdona a un perro que ladre, digamos, en el entendido de que es una acción tan predecible como habitual); lo que es casi imperdonable es todo ese tramo final, con declaraciones de amor en público, miraditas embobadas y finales felices perfectos que más bien generan un poco de vergüenza ajena.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy
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